Protocolo para fiestas patrias: Cómo mantener el respeto sin perder la alegría
26
Aug

Protocolo para fiestas patrias: Cómo mantener el respeto sin perder la alegría

Lo primero a considerar es el uso de los símbolos nacionales. Si se va a incorporar la bandera, esta debe estar colocada en un lugar central y elevado, nunca en el suelo ni como parte de una decoración desechable. Es fundamental que no se utilice para cubrir mesas o como mantel, por ejemplo. En caso de contar con una ceremonia formal al inicio del evento, como puede ser el izamiento del pabellón nacional o la entonación del himno, lo apropiado es anunciarlo con antelación y pedir la atención y el respeto de los presentes, invitándolos a ponerse de pie y guardar silencio.

La elección de la música también es un punto a tener en cuenta. Las fiestas patrias suelen comenzar con un repertorio folclórico o de raíz nacional, especialmente si el acto incluye números en vivo. Zambas, chacareras o tangos, según la región, son opciones ideales para abrir el encuentro. Más adelante, la ambientación musical puede ser más libre, siempre que no contradiga el espíritu de la fecha.

Otro elemento importante es el menú. Si bien no hay reglas estrictas, las celebraciones patrias son una oportunidad perfecta para ofrecer comidas típicas: empanadas, locro, pastelitos, humita en chala o asado son opciones que evocan tradición y apelan a lo afectivo. Sin embargo, es recomendable tener en cuenta las necesidades alimentarias de todos los asistentes, ofreciendo opciones vegetarianas, sin TACC o adaptadas a dietas especiales, sin perder el enfoque local.

El lenguaje y la estética general del evento también deben ser tratados con cuidado. No se trata de adoptar un tono solemne durante toda la jornada, pero sí de evitar la banalización de los símbolos o la trivialización del contexto histórico. En este sentido, la decoración puede ser creativa, con escarapelas gigantes, farolitos, elementos en celeste y blanco, pero evitando la caricaturización excesiva que pueda rozar lo irrespetuoso.

En actos más formales o institucionales, se suele designar a una persona encargada de dirigir el evento, quien debe conocer el orden de actividades y saber cómo manejar los momentos de silencio, transición o presentación de autoridades. En contextos menos estructurados, basta con tener una organización clara de los tiempos y responsables de cada parte del encuentro.

Por último, si se cuenta con invitados internacionales o personas de otras culturas, puede ser enriquecedor incluir una breve explicación del motivo de la celebración, el porqué de ciertas costumbres o gestos, y abrir la posibilidad a que se sumen desde el respeto y la integración. De este modo, el festejo se convierte no solo en un evento social, sino también en un acto de transmisión cultural valioso.